viernes, 30 de noviembre de 2018

Siempre volvemos a Ana


El título de la entrada quedó muy "pro-ana" cuando obviamente este no es ese tipo de blog. 
De todas formas ese nombre propio nos trae muchos recuerdos y resulta demasiado familiar para muchas de acá. 
Cuando tenía 15 años fue la primera vez que comencé a leer esos blogs, donde rezaban por cuerpos perfectos y alababan a una diosa inexistente, a una enfermedad.
Ese mundo me atrajo en seguida. De pronto me vi sumergida entre dietas, medidas y contando calorías. Hoy, 9 años después sigo ahí. Por momentos siento que estoy recuperada y otros, como ahora, en los que nunca mejoré. 

Desde que tengo 15 años mido lo mismo, 1.70, siempre fui alta. Hoy estoy en un peso "normal" que no me gusta. 59 kilos. 
Llevo 3 casi 4 meses yendo al gimnasio y siento que tengo demasiado músculo. Veo mis brazos tonificados pero no tan delgados. Mis piernas igual y hasta gordas, pero con menos celulitis. Mi abdomen se ve plano hasta que como. Obvio.
Así que no, no estoy feliz con mi cuerpo. 
Creo que voy a dejar de ir al gimnasio y hacer cardio por el siguiente mes y ver como me va. 

Y Ana...
Siempre está la posibilidad de volver ahí, al lugar seguro. A lo que te soluciona todos los problemas en cuestión de días. Sin mover ni un dedo. Haciendo lo que de todas formas hago siempre, nada, no moverme de mi habitación, ni ver a nadie. 

Ni siquiera estoy ayunando y esta semana volvieron mis pensamientos oscuros, oscurísimos. Por lo que escribí en la entrada anterior, por mi misma, por no ser como quiero ser, por no hacer lo que quiero hacer, por no verme de cierta forma, pero por sobre todas las cosas por ver el estado deplorable en el que me veo sumergida.
24 años, sin un título universitario, atrasada en la carrera, sin amigos, y mis compañeros de la facultad por recibirse, sin novio desde que tengo memoria, viviendo con mis padres, en una ciudad que no me gusta, sin trabajo, viendo todos mis sueños morir.
Para mí son suficientes razones para no seguir, que se yo, tengo que revertir tantas cosas y no tengo energías la verdad. Lo más fácil siempre es dejar de existir y listo, asunto resuelto. 
Pero si no lo hice hace años... hoy al menos no puedo.
Quisiera probar con medicación, ver a un psiquiatra y que me arregle.

Se siente que es fin de año. Maldita depresión siempre tiene que volver.
Nos leemos.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Batallando

Todos los días me enfrento a una batalla contra mi misma. La de siempre, por lo mismo.
Me cansa no poder ver lo bueno en mi. Y aunque ya no me maltrato como lo hice durante toda mi adolescencia, aún así no me quiero del todo. 
Es demasiado difícil y no sé si algún día podré tratarme como lo merezco. 
Por momentos creo que lo hago, pero luego caigo en cuentas de que no puedo hacerlo. 
Como cuando alguien me dice que soy linda, o que me veo más flaca, o que soy buena en mi carrera, o que soy buena amiga... de inmediato mi realidad se siente distorsionada porque no puedo ver nada de eso. Y me doy cuenta de que en el fondo me odio por no poder ser nada de eso, que los demás ya ven en mi. 
Que complicado.
Que enferma estoy.



Nos leemos.
PD. Gracias por sus comentarios (y consejos) de la entrada anterior y lamento que haya gente que se sienta identificada.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

̶F̶e̶m̶m̶e̶ fatale

Se me hace muy difícil comenzar esta entrada porque me siento tonta hablando sobre esto, pero no podría hablar de esto en otro lado o con alguien más.
Creo que me gusta alguien y lo estoy echando a perder antes de que empiece siquiera algo.
Y esto lo hago siempre, nunca me detengo a razonarlo hasta que es demasiado tarde y me encuentro triste pensando en por qué no avanzó o por qué todo murió antes de que pasara. Pero el problema siempre fui yo.
Siempre encuentro peros, excusas o defectos en x persona y me auto-convenzo de que estoy mejor sola, cuando sabemos muy bien de que no. 
No les doy ni una oportunidad, ni una, porque termino alejándome e ignorando a chicos que realmente quieren algo conmigo. No sé qué, porque nunca dejo que nada pase. Me aterra.
Si es una amistad, bien. Si es algo de una noche y no nos vemos más? Buenísimo, y lo disfruto y la
paso bien. Sobre todo cuando tengo lagunas mentales y solo encuentro recuerdos borrosos, me divierte no saber bien qué pasó o que nos dijimos. Pero nunca doy mi número, siempre invento un novio extranjero o que ando en algo con alguien, cualquier cosa para zafar del interés de alguien. 
Y los días siguientes quizás me arrepiento si el chico me cayó bien o si me gustó, pero no pasa nada porque no puedo hacer nada al respecto. 
Actúo por programación, en piloto automático. Sé lo que debo hacer y cuando. Y no lo cuestiono en el momento. En ese momento soy una femme fatale y actúo como tal porque me creo inalcanzable. Se que nunca voy a ser tuya y aunque pensas que sí, yo se más que vos. 
La noche me da autoestima, o el alcohol mejor dicho. 
Pero de día y con alguien que realmente quiere conocerme fuera de las sábanas, no puedo. Me aterra.
Y no sé que hacer.

¿A alguien más le pasa esto? ¿Consejos? Los necesito.



Nos leemos.