Hoy escuché una canción que me recordó a la libertad.
Ese siempre fue mi sueño, ser libre, feliz, ligera y fuerte, como mi mamá.
Cuando crecí viví mi sueño y luego lo dejé ir, y a mi junto a él. Nunca más volví a ser la misma.
Hoy cuando escuché esa canción estaba (estoy) en la mierda. Y ya sé que todos lo están y que es un año raro y que nadie la está pasando bien. Pero es que yo hace mucho que la paso mal.
Hoy cuando escuchaba esa canción mi mente voló hacia ese instante libre y recordé como se sentía. Se me hizo un nudo en el cuerpo, en todos lados y quise llorar pero no lo hice.
Hoy mientras escuchaba esa canción mi padre estaba recargándome con sus problemas como siempre lo hizo, mientras yo me imaginaba con un par de alas.
Y no es muy imposible pensar en que la única libertad que alguna vez conoceré será la de morir, para desprenderme finalmente del dolor de tantos años, de mi mente que no se calla, del mundo que me lastimó y hacer las paces conmigo misma por un bien común.
Después de todo, según mi carta natal moriré de manera trágica e inesperada. Quizás no sea inesperado para mí.
No estoy bien, pero que mas da si nadie más lo está.
Nos leemos.