miércoles, 31 de octubre de 2018

Little Hazel

Tengo miedo de perder parte de mi personalidad. 
Con el tiempo la vida te va a haciendo más dura, más cruel, menos sensible o abierta. Perdemos al la niña que alguna vez fuimos, la dejamos enterrada bajo una pila de miedos, de fracasos emocionales y nos limitamos a mostrar solo una parte de nosotros mismos. Por eso nunca terminamos de conocer al alguien. 
Yo tengo miedo de que mi personalidad burbujeante, alegre, simpática no aparezca más. Cada vez me muestro más tímida e intimidante; muy pocas personas pueden pasar un rato con la Hazel buena onda y casi siempre aparece cuando estoy ebria y dejo mis prejuicios atrás por unas horas. Pero yo solía ser así siempre. 
Fui una niña feliz como hasta los 8 años, por ahí. Después mi personalidad se vio afectada por las inseguridades que fui percibiendo con el correr de los años, hasta llegar a la adolescencia y seguida por la adultez. Mi sonrisa ahora con suerte aparece en fotos o cuando logro relajarme y entender un chiste que me acaban de contar. Por fuera parezco amargada y fría, aunque no me considero así. 
Aún quedan restos de mi vieja personalidad. Pocas veces aparece, pero no me gustaría que desapareciera por completo. Quisiera ser la Hazel sonriente de antes.
Y si, quizás unos cuantos años atrás era falsa y ahora no me importa mostrarme ruda con el mundo que me hizo así. 
Sólo quisiera no perderme en mi misma y que alguien sea capaz de hacerme reír más, de sonreír por las mañanas y llorar de algo que no sea tristeza. Me gustaría que me devuelvan a la niña que obligaron a crecer, a la que le hicieron creer que no era suficiente para este mundo cargado de mentiras y vidas falsas. A la que abrazaron alguna vez para después clavarle un puñal y asesinarla. 



Nos leemos.


martes, 23 de octubre de 2018

No rain, no flowers

Tenia preparada una entrada muy positiva que accidentalmente borré antes de publicarla, así que no sé que tan positiva será esta.
Básicamente decía que en estos 24 años de vida aprendí muchas cosas, en realidad este último tiempo. Porque antes no veía los problemas, o más bien era como que podía ver solo una parte de ellos. Y creo que al haber tenido una adolescencia tan sufrida (a mi manera, porque se que hay cosas peores que un desorden alimenticio y cortarse) de alguna forma me preparó para lo que estoy atravesando ahora. Estos estados de ánimo ya los conozco muy bien, no son nada nuevo. Hablo en comparación a la gente de mi edad que recién experimenta una depresión o un ataque de ansiedad por primera vez. O mis (ex) amigas, un par de ellas también están pasando momentos de mierda con sus familiares enfermos o muertes, y de alguna forma pienso que tengo algo de experiencia a nivel emocional. No sé que tan estúpido suena todo esto, pero yo me entiendo. 
Así que en parte, aprendí a ser fuerte.
Ayer por ejemplo, vinieron mis tíos a hablar con mis padres porque mi papá decidió hacer el tratamiento fuera de mi ciudad y mi mamá no paraba de llorar y mi papá la consolaba, y era una escena tan de mierda. Yo me sentí super fuerte y me enfocaba en escuchar lo positivo que tenía para decir mi papá e ignoraba a mi mamá, porque Dios, a todos nos cuesta y a pesar de todo estamos acá con una sonrisa tratando de que mi papá esté bien. Aveces odio su dramatismo. 
También aprendí a estar sola
A esto ya lo conté, pero este año me peleé con mi grupo de amigas mas cercano y me costó muchísimo estar sola al comienzo. Veía sus publicaciones y fotos pasándola bomba sin mi y tirando comentarios innecesarios e hirientes por redes sociales, que solo terminaron por demostrarme el tipo de personas que realmente eran. Inmaduras. 
Así que decidí desinstalar todas mis redes sociales de mi celular y enfocarme en mí, si la pasaba bien no lo publicaba y me fue bien. Porque lo que me dolía era verlas. Ahora me compré un teléfono nuevo y pienso volver a instalar mis redes sociales aunque me aterra mucho. Según mi antigua psicóloga no uso las redes sociales porque no quiero darme a conocer y eso también es verdad. Y me cuesta tanto en el ámbito sentimental esto. Cada vez que conozco a alguien me aseguro de que sea algo de una sola noche porque no quiero lidiar con todo lo demás. Y sufro con esto. Si, aprendí a estar sola, nunca tuve una pareja estable, pero me gustaría que esto fuera diferente. Pero no me dejo, no quiero que lleguen a conocerme. Y si no te gusto? Y si te muestro todo de mí y me rechazas? 
Bueno, pero en fin si aprendí a estar sola. Mi compañía ya no me agobia tanto y de a poco empiezo a aceptarme, de a poco.
Y creo que también aprendí a cuidarme
Lo digo porque empecé el gimnasio y terapia este año. Me puse un poco primero y deje un poco de lado la facultad, lo cual no es bueno, pero es algo que me generaba mucha ansiedad y angustia al no cumplir con mis propias expectativas. 
Quiero volver a la facultad, quiero terminar de rendir, seguir cursando lo que me queda y recibirme. Pero me cuesta encontrar motivación, sobre todo cuando estoy tan alejada de ese ambiente. Pero es algo que debo y quiero hacer.

Y bueno, creo que esas son algunas cosas que aprendí este año. Debo seguir mejorando, pero creo que es un avance a comparación de mis entradas al comienzo de este año. Donde mi cabeza era un desastre.
Espero que estén bien.

Nos leemos.

jueves, 4 de octubre de 2018

Hablemos

Cada vez aparezco menos por acá, no sé si es algo bueno o malo.
Estos últimos meses fueron horribles y ya debería estar acostumbrada, pero no. Lo único que me mantiene la mente un poco ocupada es el gimnasio. Por cierto, volví hace dos meses y por ahora bien. Por unas horas me concentro en mí y alivio mi mente. 

Octubre es el mes de mi cumpleaños y aunque antes lo esperaba con ansias, ahora espero olvidarme realmente de eso. Estoy tan sola, o sea realmente ya no tengo amigos. Y todo se puso así justamente desde mi cumpleaños pasado, hace un año. Tuve una discusión con un par de mis amigas y decidí que no las quería tener más en mi vida porque me lastimaron. Y si bien el asunto no era tan grave, las cosas empeoraron cuando se metieron mis otras amigas a opinar y mentir. Me di cuenta de que su amistad era infantil y tóxica. 
También este año empecé a ser más transparente, lo cuál influyó mucho en todo eso. Porque ya no me sale ser cínica y quiero que te des cuenta cuando me haces mal, ya no quiero ocultarlo todo con una sonrisa y hacer de cuenta como que no pasó nada. No, me lastimaste, la cagaste y no todo se soluciona invitándome a salir de fiesta. Somos adultas y aunque hayan sido mis amigas desde el colegio, las cosas cambian y las amistades también. 
De todas formas, las sigo extrañando mucho. Y me afecta mucho ver las fotos con ellas todas reunidas en alguna ocasión. Por momentos me genera bronca cuando tiran alguna indirecta por alguna red social, pero extraño tenerlas en mi vida y hablar.
Si bien no soy una persona que cuenta su vida abiertamente, o sus problemas o nada, a veces cuando algo me afectaba mucho se los contaba. O en algún trago de más también lo hacía, pero hoy no puedo. Y aún tengo a mis compañeros de la facultad, que ya ocupan el título de amigos, pero siento que la relación no es la misma. No me conocen tanto.

Se que anduve muy misteriosa en los últimos posts pero es que me cuesta mucho hablar del tema que tanto me está afectando. Ni siquiera lo he podido hablar en profundidad en terapia porque no quiero llorar y cada vez que pienso en eso, es lo único que me dan ganas de hacer. 
La cuestión es que mi padre está enfermo, tiene cáncer y para mi estos es terrible. Es como mi mayor miedo hecho realidad. Y si bien es algo que es bastante reciente, es decir que recién comienza y no está avanzado, me aterra mucho. Porque todos sabemos lo que pasa cuando alguien tiene esa enfermedad, la gente te da el pésame así sin más. Siempre tuve ese pensamiento negro sobre eso y sé que hay casos en los que la gente logra vencer la enfermedad, pero igual, da mucho miedo. 
Realmente desearía que me pasara a mí y no a él. Cuando era adolescente, y tenía una depresión mayor que la que he tenido últimamente, rogaba que me diera cáncer. Suena tan enfermo porque lo estaba, pero era una fantasía descubrir que lo tenía y no decírselo a nadie e irme así. Pero mi papá no es como yo, él tiene ganas de vivir, tiene tantos sueños y un temor profundo a la muerte. Y todo esto hace que me duela aún más. 
Pero debo seguir fuerte, por él. Porque lo amo y aunque tiene sus falencias, no imagino una vida sin él a mi lado. Y debo confiar por primera vez en mi vida, en que las cosas van a mejorar y que va a estar bien.


Ay, qué difícil hablar de esto. Pero me siento un poco más liviana.
Por otro lado, tengo pensado o más bien decidido, dejar de ir a la psicóloga. Voy desde marzo y de todas las sesiones que tuve, no me gustaron ni la mitad. 
Y en la última por poco no me llama dramática y egocéntrica porque evito el tema de la enfermedad de mi padre para hablar de mis otros mini problemas que aún no logro solucionar. Pero es que aún no puedo hablar de eso por Dios, que no quiero, no me puede obligar a llorar frente a ella. Y es tan dura la hdp, tan fría (obviamente). Realmente creo que disfrutan ver gente miserable todos los días, imagino que se alimentan de eso. 
Muchas veces también me atendió por apenas 15 minutos y me cobró la sesión entera. En definitiva, ya no quiero ir. Y creo que es momento de empezar a poner en práctica lo poco que aprendí sobre mí y vivir, porque también creo que no te deja avanzar mucho ir a terapia. Igual esto último no lo sé, solo es una reflexión que me salió. 
Ustedes que tiene experiencia con malos profesionales, ¿cómo corto con mi psicóloga? porque suena como una ruptura.

Si leyeron todo esto, gracias por leer. Ahora me pasaré por sus blogs porque hace mucho que no lo hago. 

❤