miércoles, 27 de julio de 2016

Depresión y traumas

No sé si estaba todo estaba esperando a desmoronarse o qué, pero en cuanto publiqué la anterior entrada todo fue cuesta abajo. 
Siempre encuentro la manera para boicotearme todo el esfuerzo y en un abrir y cerrar de ojos me encuentro tirada en el suelo, con el rostro cubierto de lágrimas. Sin poder hacer nada, sin fuerzas para detener mis pensamientos que me aniquilan con cada segundo que corre. 
No importa lo bien que haga las cosas, creo que la depresión es parte de mi esencia, es una parte de mí de la que nunca podré escapar. Por más de que intente llevar una vida de lo más normal posible, no hay nada de normal conmigo. Y es algo que me cuesta muchísimo aceptar, porque me muero de ganas por hacer las mismas cosas que las personas de a mi alrededor hacen sin esfuerzo. Quiero sentir como los normales, quiero pensar como ellos y comportarme igual que ellos. 
Pero cuesta saber que nunca podré hacer determinadas cosas, al menos sé que siempre estarán esos días desgarradores de los que me es imposible zafar. 
¿Se puede vivir así? Quizás sí, pero también se puede morir así.

Este es un día muy malo, pésimo y duele aún más saber que no tengo a nadie para sostenerme. Nunca hay nadie pero creo que con el pasar de los años cada vez me siento aún más sola. Creo que porque imagino que mis días serán por siempre así. Y de todas formas si tuviera alguien, sé que ni aún así podría ser feliz. 
El otro día imaginaba que si alguna vez tengo un hijo, sólo le haría mal. Imaginaba que sería pálido y enfermo porque no lo sacaría afuera ni al sol, por más de que fuera necesario. No podría ser capaz de llevarlo a una plaza porque me incomodan ese tipo de situaciones y sé que sería extremadamente sobreprotectora. Terminaría odiandome por no ser como las otras madres normales. Sin mencionar el terrible daño que sufriría si me viera depresiva y postrada a una cama todos los días de su vida. No puedo cuidar de mi misma, mucho menos de otro humano.
Y lo peor de todo es que si quiero ser madre algún día. 
Siempre me niego al hecho porque también me aterrorriza los efectos que dejara en mi cuerpo. Creo que a toda persona que ha padecido de un trastorno alimenticio durante ya varios años piensa lo mismo, y no lo digo tanto por el lado estetico sino por lo psicologico, definitivamente me afectaria.

Algo que note tambien hoy, es que tengo demasiados miedos. Los que hoy me sonaron fuerte son el miedo al rechazo y al fracaso. Porque sí, me averguenza decirlo pero otra vez me arrepentí de rendir un examen por miedo al fracaso. Cualquier persona normal va y si le va bien, bien, y sino, bueno, lo intenta la próxima vez. Pero para mi no es así. Tengo una especide borderline y cualquier situación negativa que ocurre en mi vida es el fin del mundo, el fin de mi mundo. 
Desde reirme en un momento inoportuno, hasta caer delante de alguien o desaprobar un bendito examen. Cualquier cosa que me haga sentir mal me descontrola y solo quiero lastimarme. 
Peor aún es el hecho de que sufro en silencio, nunca hago escandalos solo cuando estoy sola, nunca dejo que nadie me vea en ese estado. En ningun estado, tampoco depresiva, salvo por mi familia porque convivo con ellos. 
Son mis secretos mejor guardados.

Y el miedo al rechazo se ve reflejado en mis relaciones, eso está más que claro. Por eso nunca tuve una relación formal con alguien. Solo me limite a tener "algo" con unos cuantos, que no significaron absolutamente nada para mí. Pero los que realmente me gustaban y moría por tener algo, solo los rechacé. Por miedos. Por miedo al rechazo, porque nunca tuve el autoestima necesaria para verme con ninguno de ellos. 
Nunca lo analicé con nadie, pero creo que tiene que ver con mis dramas de la infancia y el "abandono" que sufrí de parte de mis padres. O quizás fue la traumatica muerte del noviesito que tuve a los cinco años. Nunca lo sabré, pero creo que la infancia me arruino un poco. 


No sé por que se hizo tan larga esta entrada, solo pretendía subir un video. Supongo que tenía que sacarlo de mi cabeza.
Acá va el video. Lo vi hace unos años y hoy volvió a aparecer en mi inicio de Facebook y quise compartirlo en un lugar sin ser juzgada.


Gracias por leer. Espero que todos esten bien.



PD: Les pido perdón a ustedes y a mi misma por no poder continuar con mi fantastico estado anímico de la entrada anterior. Supongo que nada se supera. 

viernes, 15 de julio de 2016

No tan mal

Sobreviviendo.

Para mi grata sorpresa mis días no han sido tan oscuros y aterradores como los inviernos de cada año. Durante mi vida y sobre todo en los últimos años ésta época es la más sombria del año, donde el suicidio estaba siempre latente sobre éstas fechas, donde todo era malo y tétrico. Pero no este año.
Y con esto no quiero decir que mis días son todos alegres y de color rosa, no, para nada. Pero al menos, puedo levantarme cada mañana y hacer las cosas que me propuse para ese día sin que la depresión lo arruine todo, o al menos lo intento. Ya no me dejo atrapar por las paredes de mi habitación, ni por la comodidad de mi almohada para llorar en silencio. 
Ahora lo intento, intento de todo para estar bien. Y lo más importante, no dejo que mis pensamientos tóxicos controlen mis días ni mis emociones. 
Por supuesto que hay momentos en los que me siento fatal, pero ya no duran semanas, sino sólo horas. Puse mis prioridades y sobre todo, a mi misma sobre todo lo demás. Y esto es algo que siempre debí hacer.
Ya no me trato tan mal. Y como. Pero también ejercito un poco cada mañana. Y bailo. Y estudio.
Esa es mi rutina diaria, y está bien por ahora.
No veo gente tan seguido como durante el resto del año, por las mismas vacaciones. Sin embargo, cuando me invitan a algun lado, voy. Ya no pongo excusas. 
Y la paso bien en compañía, pero tambien en soledad.

La gente me ve delgada, y por momentos yo tambien. Pero son minimas las ocasiones en que me siento bien con mi aspecto. Casi siempre cuando debo salir comienzo a prepararme mucho antes para sentirme bien y cómoda en mi piel.
Hoy por ejemplo, me junto en un bar con amigas y ya debería de comenzar a alistarme. 
Pero quería escribir, y hacerles saber que no todo es tan malo y que siempre hay una luz, aunque sea minima, al final del túnel. Que hasta la persona que vivio la muerte sobre la tierra un día puede despertarse y ver que todos le sonrien. Y que aunque esté más sola que un perro, mi compañía casi siempre es suficiente.

Sólo espero que dure.


Nos leemos.

PD: Prometo visitar sus blogs en estos días, extraño mucho leerlos. Besos.