Miró tu cama y solo quedan restos de tus pelitos blancos como el algodón, esos por los que alguna vez tanto renegué cuando se pegaban a mi ropa antes de salir de casa. Hoy los miró con nostalgia cuando los veo por toda la casa y no quiero que se acaben nunca.
El dolor será interminable, ni siquiera otros 10 años serán suficientes para olvidar todas y cada una de tus travesuras, tus caras de felicidad, tus bailecitos cuando esperabas la comida, tus sonidos intentando imitar mi voz, tus juegos, tu paciencia para aguantar mis abrazos y besos. Te di mis últimos en esa mesa fría y aterradora, pero ese es sólo un recuerdo malo de todos los recuerdos buenos que tengo con vos. Hoy sonrío recordando, tratando de calmar las lágrimas.
Pero eras mi sol y hoy esta nublado.
Me quedo con todo el amor que me diste y con la esperanza de volver a verte corriendo hacía mi con la lengua afuera, tu cola moviéndose sin cesar y tus ojos iluminados por ese brillo de amor que me hará tanta falta.
Te amo Romeo. Te amo por siempre hijo.