martes, 20 de septiembre de 2022

Vamos a estar bien

Este blog siempre fue como un refugio para mí. Un lugar de descargo y donde podía encontrar el aliento y un abrazo seguro de desconocidos. Desconocidos que se volvieron mejores amigos, algunos aún siguen en mi vida y otros ya no, aunque siempre tendrán un lugar muy especial entre mis recuerdos. Pero estoy inmensamente agradecida por este espacio que me permite respirar cuando me siento demasiado abrumada. Ya no soy la adolescente que se hizo un blog pro ana hace doce años, pero si soy una persona a quien de vez en cuando la nostalgia la trae de vuelta a recordar esa vieja contraseña del blog y explayarse. Así que, aunque ya casi nadie me lea, acá va otra entrada. 

En un mes cumplo años y estoy comenzando a sentir el bichito juzgón sobre mi hombro preguntando por todas aquellas cosas que aún no he logrado o lo que no resolví este año. Siempre pesa más lo que uno no hizo, que todo lo que si se ha cometido. No estoy muy contenta con los resultados pero debo darme un poco de crédito porque superé cosas que no creí poder. Me levanté cuando ya estaba muerta y retomé mi vida, casi como si nada. Al menos por fuera, o al menos eso es lo que pretendía reflejar. Fortaleza. Y lo fui, y lo soy. Fuerte. Pero también fui muy débil. Y esa también es parte de mi historia. Y no sé si me estoy engañando a mi misma también, si finalmente cambiamos la racha, o si simplemente crecimos, y ahora no queda otra que solucionar lo que se puede y darle para delante. Hasta donde pueda. Porque también hay días malos y las circunstancias a veces tampoco ayudan, pero solo queda respirar un poquito y encarar de nuevo. Aferrarse a lo poco bueno que encontremos y armarnos de vuelta todos los días. Como lo hacen todos, hasta esa persona que parece tener la vida resuelta. Porque al fin y al cabo no somos seres perfectos, al contrario, y está bien. Estamos bien. 
Vamos a estar bien. 🤞🏻

Nos leemos.





sábado, 25 de junio de 2022

Rota y entera a la vez

Lo único que me gusta de mí misma es mi entereza. 
Por momentos parezco una niña pequeña que canta sin tener ni una sola preocupación entre sus pensamientos. Fuerte y potente, con pasión. Melodías melancólicas, otras felices, otras empoderantes.
Y mi sonrisa. Cansada, falsa y deslumbrante. Ya no tan rota, pero que apenas se asoma frente a otros.
Sonrío y canto para mí, cuando estoy sola. A veces en compañía, ya no borracha pero sí cómoda. 

Mi vida se convirtió en un relato que se repite. Una rutina que no me gusta y me cansa.
Pero sé que estoy ayudando a otros. Me gusta sentirme útil, saber que mi presencia hace bien y que puedo aliviar a otros. 
A veces me canso y quiero gritar, correr e irme lejos. 
Algunos días me pregunto demasiadas veces si esto es todo.
Si acaso esto es mi vida y si así lo será siempre.

Crecí creyendo que podría hacer muchas cosas, pero a veces me cuesta hasta terminar el día.
A veces me cuesta mirarme en el espejo y mentirme que estoy bien, que todo va a estar bien.
Lo único que me sale bien es dejarme para después. 
Un después que se alarga hasta el infinito.

Lo único que me gusta de mi misma es mi perseverancia, o que quizás solo soy demasiado terca.
Nos leemos.


lunes, 16 de mayo de 2022

Querer querer a alguien cuando sin querer ya quisiste a otro

Hoy me compré un vestido y pensé en vos.
Pensé en las noches cálidas de verano,
y en los bares abiertos hasta pasada la medianoche.
Pensé en los paseos en tu auto, 
tu mano sobre mi muslo y la otra al volante,
con tu mirada sobre la mía y tu cabeza en cualquier parte.
Pensé en nuestros sueños rotos,
en todas las palabras que el viento se llevó,
en tus mentiras, y en tus engaños, que todo lo derrumbó.
Pensé en que el tiempo nada lo curó,
porque seguís apareciendo en mi mente aún cuando nadie te llamó.
Hoy me compré un vestido y otro me lo quitó.
Otro, a quién aún no quiero como te quise a vos.

















Nos leemos.

miércoles, 4 de mayo de 2022

Un poco de orgullo

 Me cuesta trabajo entender que estamos en el quinto mes del año, de un año que aún escribo mal sobre papel porque lo sigo confundiendo con el anterior. Pero la diferencia que hay entre ambos es que me siento mejor. Mi vida cambio mucho y aunque por momentos me siento al borde del colapso, hago una pausa, me calmo, me cuido y sigo. Esto es algo que me hace sentir muy orgullosa porque el año pasado fue caos constantemente y hoy, aunque por momentos no entiendo mucho que pasa, trato de escucharme y respirar antes de que se vaya todo al carajo. Con esto quiero decir que aún no tuve ningún ataque de ansiedad, y esto es otra de las razones por las que me siento orgullosa de mi misma.

Y ya que hablamos de razones por las cuales está bien que se me infle el pecho de vez en cuando, estoy controlando mis manías con la limpieza, ya no me lastimo las manos so that's good. También me tomo el trabajo de ir a lugares incluso cuando la mayor parte del tiempo no quiero hacerlo, pero voy siempre. Y hay días en los que me siento muy sociable y puedo mantener una conversación con un extraño sin sentirme la peor cosa del universo.

Con esto último quiero destacar que sigo teniendo muchos problemas internos, de autoestima y que no se van a ir fácilmente. Se que no es nada nuevo, pero si es algo que se intensificó durante el último par de años from hell. Fueron años que no regresaran (hablando de mi edad) pero mejor que no regresen, mejor no pensar en ellos. 

Hoy estoy en piloto automático pero haciendo todo lo posible por actuar como un ser humano normal, aunque en este momento me duelan los riñones. Los riñones, o sea, tengo 27 años y me siento de 40. Y 40 es joven, lo sé, al menos ahora que estoy más cerca lo sé. 

Espero que los que aún se detienen a leerme estén muy bien y que tengan un mes muy pero muy bueno, y un año excelente. Por favor porque todos se lo merecen. Cuídense mucho.


Nos leemos.

jueves, 17 de febrero de 2022

Vomito no literario

 Tuve días normales, regulares e incluso buenos, pero no me sale escribir sobre algo que no sea estar del orto. ¡Que pesada!, y si. 

Hoy hice todo lo que dicen los libros de autoayuda que leo para tener un buen día y evitar la ansiedad: meditar, hacer ejercicio, hacer yoga, escuchar música, tomar un baño relajante. Fail. No puedo evitar querer gritar y dejar que la ansiedad me lleve hacía lugares que prometí dejar atrás. ¡Que difícil todo!

No puedo evitar sentir miedo y desconfiar de mi misma. Me enfrento a cosas grandes y me sigo sintiendo indefensa y rota. Se que algunas veces soy fuerte pero muchas veces solo pretendo serlo por afuera. 

Hoy discutí con mi padre y terminé temblando y atragantándome con comida. Es que cuesta mucho no sentirse de 15 años en casa de tus papás, con ellos resoplándote en la nuca en cada momento del día. Y es aún peor sabiendo que mi familia no es para nada tranquila, hay gritos y peleas a diario. Y aunque para todos son situaciones normales y pasajeras a mi me afectan demasiado. No puede ser normal esto. ¿Cómo puede ser que en realidad soy yo la que se siente rara? Yo soy la de los ataques de ansiedad y de pánico, yo soy la que tiene miedos, la que llora encerrada, la que va a terapia. 

Pero mi hermanito de 19 años es el que se va primero de casa, con el dinero de mis padres claro. Él es el que estudia en la universidad paga y a quien le están por regalar un auto porque ya tiene licencia de conducir. 

Estoy harta de ser tan complaciente con el único propósito de hacerle la vida fácil a todos pero hundiéndome cada vez más y más. Me arrepiento mucho de haberme dejado manipular por mis padres, de poner a todos por encima de mi misma, de dejarme para después, para nunca. 

Hoy lo sufro. Y me avergüenza mucho sentirme verde de la envidia de la persona a quien mas quiero en el  mundo, pero es que ni envidia me atrevo a sentir por ser siempre la niña buena. 

Me perdí gente, retrocedí tanto estos años. Y me esta costando mucho resurgir, aceptar que soy una mujer con necesidad de independencia, de estar sola, con mis amistades, de salir, y que no está mal, que no por esto no quiero a mis papás o soy una desagradecida o una mala persona. Y todo eso que se me inculco desde pequeña.

Tengo 27 años y no viví como planeé hacerlo. Me aterra el futuro y los números que siguen después de este. No soy quien quiero ser. Y aunque no es tarde, hoy sé que lo es. 
Hoy me siento mal y aunque no me crean, en todo este año no me permití sentirme mal. Pero no voy a llorar. 

Necesitaba vomitar palabras aunque en este momento solo sueño con vomitar literalmente. Pero no, porque ya no tengo 15 años.   


Nos leemos.



sábado, 1 de enero de 2022

Otro más, otro amanecer

 Feliz año nuevo.

Creo que nadie está de muy buenos ánimos para festejar, incluso en algunos lugares creo que no se puede, pero ¡dale! sobrevivimos a otro más y lamentablemente varios no pueden decir lo mismo. 

De una forma u otra mi optimismo sube un poco inevitablemente cuando empezamos otro año, y me gusta tanto que son las únicas entradas que suelo releer tiempo después. Me transportan a ese momento de tanta esperanza y expectativas, me da ternura y a la vez me desilusiono un poco. Pero así son las cosas. 

Deseo que este año las cosas salgan bien, que traiga buena salud para todos y valentía para perdonarnos, aceptarnos y dejar de estar en guerra con nosotros mismos. Deseo paz en tu corazón y en el mío. Y por favor, que haya más días buenos que aquellos que no lo son tanto. 

Nos leemos.