Y yo por mi lado, obviamente, me sentí muy identificada porque aunque sea una persona hegemonica de acuerdo a los estándares de belleza actuales no quiere decir que la mina no se sienta insegura. Me recordó mucho a los comentarios de mis amigas, invalidando mis inseguridades porque yo soy "flaca". Si, flaca a costa de una anorexia nerviosa. La dismorfia siempre va a estar, para ella, para mí y para todas las personas que sufrieron o sufren de un desorden alimenticio. Porque no se va, nunca sanas del todo.
Hoy me llegaron unas fotos desde mi grupo de amigas de la secundaria, fotos de hace diez años cuando yo estaba en el peor estado. Flaquisima, ojeras, pelo corto porque se me lo rompía al peinarlo, con ropa holgada pero con huesos sobresaliendo por debajo. Anécdota va y anécdota viene en el chat y yo no recuerdo nada. No recuerdo nada de ese día, ni de esa época, salvo lo que pesaba en ese momento y la comida jaja. Recuerdo con detalle la comida que había ese día porque no la podía comer.
Y eso es triste, los desordenes alimenticios son tristes, los estándares de belleza son tristes, las criticas sobre los cuerpo ajenos son tristes, y todo lo que le siguió después en mi vida, los siguientes 10 años también fueron muy tristes.
Y ojalá cambie, ojalá yo cambie. Pero es difícil saberlo cuando la presión social siempre está. Y ahora cuando salgamos del confinamiento obligatorio va a ser muy duro, al menos para mí lo está siendo. El tan sólo pensar en salir la calle, cuando comience a hacer calor, cuando veamos gente nuevamente. Es una mezcla entre entusiasmo y mucha ansiedad, y tristeza. Porque es lo único que puedo sentir.
Nos leemos.