sábado, 9 de enero de 2021

Realidad paralela

Tener una enfermedad mental es perder amistades, perder momentos que no volverán jamás y sentirse rota permanentemente. Es llorar en silencio por lo más insignificante y sangrar adrede para desentumecerte. Es imaginar una película de terror y sentirte incomprendida. Es ver el calendario pasar y no poder moverte de tu cama. Es querer dejar de existir cada tres horas. Es respirar sin vivir realmente.



Me tiene muy mal el temita ansiedad. Llegué al punto de no querer pisar la vereda sin pensar que voy a matar a todos. En Argentina es plena época de vacaciones de verano, todos me invitan a hacer planes obviando el hecho de que estamos en medio de la segunda ola de contagios. "No puedo", "no", "paso". Y mis amigos no lo entienden, posta. Siento que todos viven en una realidad paralela a la mía. Y que envidia, la verdad, pero tengo miedo y no quiero, punto. 

No sé si hago bien o no, porque sabemos que el virus está en todos lados y la posibilidad está en todos lados. 50/50. Pero siento que sociabilizar en estos tiempos es como coger sin protección y exponerte a cualquier std. ¿A alguien más le pasa? Porque últimamente siento que soy la única loca. Creo que a muchos se les fue el miedo hace varios meses y sí, debemos aprender a convivir con esto, pero ya no veo cuidados. Estamos muy relajados y tenemos mucho que perder. 

No puedo creer que hace un año atrás compartíamos el mate, tragos, que nos abrazábamos?? Todo cambió y me pone muy triste. Extraño un poco de la tranquilidad pre-pandemia.

Extraño disfrutar las noches de verano. Noches como esta. 



Nos leemos.

viernes, 1 de enero de 2021

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Todo esto me consume. No quiero empezar con comparaciones tontas pero voy a tirar una... como esas fotos que les toman a los soldados antes, durante y después de ir a la guerra, siento que me veo así. 
No, más bien me siento así. 
Tengo tanto miedo, tanto, tanto que no se que hacer. 
Quisiera dormir y, como dice la canción de green day, despertar cuando termine la pandemia, cuando el mundo sea normal nuevamente y nos devuelvan nuestras vidas. 
Pero todo sigue igual.
Un año nuevo pero igual.

Esta no es la usual entrada optimista de comienzo de año pero es lo que tengo.
De todas formas, hoy estuve pensando un poco en las cosas que quisiera hacer este año. Actividades en las que me gustaría ocupar mi tiempo para pensar menos y relajarme más. También me quedaron los propósitos del año pasado que se merecen una segunda oportunidad.
Pero mi cabeza no para. Les juro que no y no se que hacer.
Y mañana se cumplen 10 años de la partida de mi abuelo y no lo puedo creer. Duele menos que ese día pero lo extraño inmensamente más. 

Espero que este año tenga menos sorpresas no gratas y más bendiciones. Menos dolor y más alegrías. Menos miedos y más paz. 
Más ganas de estar y salud.


Nos leemos.