domingo, 25 de marzo de 2018

Desahogándome en palabras

Otro sábado en casa, ya se me están acabando las excusas para evitar invitaciones. Ahora por ejemplo tengo apagado el celular porque me harté de mentir y esquivar a la gente.
Estoy enferma, estoy mal, estoy deprimida y ningún amigo, ninguna risa, ningún trago puede hacerme sentir mejor. Lo peor es que no puedo hablar sobre esto con nadie. Siempre fue así, mi depresión y yo, nadie más. 
Lo que menos quiero hacer es publicar este tipo de entradas pero es mi única forma de escape, de desahogo.



La segunda sesión de terapia fue un poco mejor. Ya no sentí ganas de llorar mientras hablaba, creo que la psicóloga logró comprenderme un poco más, pero los únicos temas que tocamos son la universidad, algo sobre mis padres y cómo era yo en la escuela. 
Quiero tocar los temas fuertes pero no sé como sacarlos sin que ella me pregunte. Por momentos quiero hacer eso, quiero desahogarme del todo, confesar todo y gritarle que me ayude. Pero no me quiero quebrar en el medio del "tuve desordenes alimenticios, me corto, nunca me recupere desde la muerte de mi abuelo, pienso diariamente en suicidarme". ¿Cómo mierda decís eso? 
También me da vergüenza confesar que me odio, que me disgusta mi cuerpo, que no puedo entablar una relación con nadie porque no me siento digna ni de ser mirada por alguien que me gusta. 
Me da vergüenza porque la gente no me ve así, solo yo me veo así y me cuesta explicar el por qué no me quiero cuando ni siquiera yo lo se.

Que difícil es todo cuando tu peor enemiga sos vos misma. 
Siento que con cada día que pasa rompo algo nuevo. Cada día pierdo un amigo, me peleo con un familiar, borro una red social o bloqueo a una persona. Es como si otra persona entrara en mi cuerpo y decidiera arruinar mi vida por diversión. Como en los dibujitos, siento que entra un bichito en mi cerebro y comienza a apretar botones sin saber el daño que me puede causar.
Perdí el control de mi vida, no es la primera vez pero cada vez me cuesta más recuperarme.

Espero que tengan un buen fin de semana.
Nos leemos.




sábado, 17 de marzo de 2018

Niña loca


La niña mágica está loca.
Le teme al sol y a las estrellas,
se niega a bajar las escaleras
y salir al mundo real.

Se encierra entre paredes,
ni por las ventanas aparece.
Le teme a los ojos de la gente,
a los rumores de su inestabilidad.

Quiere que el príncipe la rescate,
pero él ya la olvidó.
Quemó sus fotos y recuerdos,
ya no la encuentra ni en sus sueños.

La niña mágica está loca,
ya no recuerda ni quién fue.
Se aísla entre las tinieblas
aún deseando un nuevo amanecer.

Hazel



Me estoy aislando de nuevo y me preocupa mucho. 
Dejé de ir al gimnasio porque me siento incapaz de dejar mi habitación, tampoco quiero darle explicaciones a mi compañera, no quiero verla. Tampoco quiero ver a mis demás compañeros de facultad, quienes ahora son mis únicos amigos, veremos hasta cuando... 
No aparezco ni en los grupos de whatsapp y decidí que este semestre no voy a cursar ninguna materia. Una, porque no puedo ya que quede inactiva por no rendir nada en todo un año. Y otra porque no quiero hacer lo mismo del año pasado, estaba super deprimida y me la pasé faltando a clases, desaprobé todas las materias que cursé, lo cuál es algo que nunca antes hice. Me sentí fatal y ahora no se si me siento peor, pero al menos me estoy escuchando un poco y sé que hay cosas que directamente no puedo hacer. Al menos no por ahora.
Así que me paso los días evitando el mundo real básicamente. Odio pasar por esto, odio que mi familia me vea así. Extraño tener una vida ocupada, ver gente, conversar y reír. Hace mucho que no me rio de verdad.
Igual tengo planes en mi cabeza, quiero intentar dejar la casa durante la semana e ir a estudiar a la biblioteca de la universidad, hacer ejercicio en mi habitación, hacer una dieta SANA, etcétera. Pero bueno, son planes que aún no puedo concretar por mis millones de miedos, la ansiedad que me genera la universidad y cruzarme a mis compañeros y que me hagan preguntas que no puedo responder.

Extraño la brisa del viento en mi cara y la libertad de poder actuar como una persona normal. Porque ya no me sale, me siento como una loca todo el tiempo. 

Nos leemos.

miércoles, 14 de marzo de 2018

Primer intento

Muchas gracias por sus consejos en la entrada anterior, me sentí muy contenida.

La primera sesión fue corta pero un tanto larga para mí. Sentí ganas de llorar desde que me senté y empecé a hablar, pero no lo hice. No sabía como iba a reaccionar a ese momento, no tenía nada preparado y prefería que fluya. Fue como vomitar palabras que nunca antes habían salido de mi boca. Al salir me sentí rara, dejé el consultorio con una persona adentro que tenía todos los pensamientos que durante años protegí con todo mi ser. 
Hoy, un día después me inunda el miedo. Temo que no me pueda ayudar. 
Sé que no hable sobre TODOS los temas que me atormentan. Sólo me limité a hablar sobre mis recientes problemas académicos, la posible depresión, la ansiedad y ataques de pánico que no me dejan ni acercarme a la universidad. También me preguntó si tenía novio y quizás le haya dejado en claro que no puedo mantener una relación con nadie porque huyo, y en ese instante se río... no sé por qué. En fin, también quizás le haya dicho que mis problemas empezaron hace un año, lo cual no es cierto porque todo se derrumbo en mi pre adolescencia/adolescencia, o quizás antes. Tampoco hablé del desorden alimenticio, ni sé si realmente lo incluiré. 

Estoy llena de incertidumbre, es todo nuevo para mí pero creo que dejaré que fluya y ver como va todo. Después de todo apenas la vi una vez.

Y por cierto, sé que en la entrada anterior dije que tenía turno hace dos semanas atrás. Bueno, eso fue un fail total porque mi madre me dio mal la dirección del consultorio, hasta hoy no sé si lo hizo a propósito o qué. 
Por eso busque a otra por mi cuenta, la llamé y tuve la primera sesión ayer. 
No se si a todos les pasa pero a mi me incomoda mucho hablar por teléfono, sobre todo para pedir turno con alguien a quién nunca vi en mi vida, sobre todo un psicólogo, que en mi lista de miedo absoluto está en primer lugar. Me pasé días intentando llamar y simplemente no podía. 
Un día ya hundida en la miseria y la desesperanza le dije a mi madre que llamara por mí, me dijo que lo haría y hasta ahora no lo hizo, tampoco me preguntó si yo lo hice. 
Ninguno de mis padres saben que ya fui y que tuve la primera sesión. Hoy no me siento con ganas de decirles, no me nace. 
Ellos viven su vida y no me prestan mucha atención lo cual esta bien porque ya no soy ninguna niña como antes, pero al mismo tiempo siento que aún si soy una niña chiquita con miles de miedos. 

Me siento sola, pero al mismo tiempo poderosa porque estoy haciendo algo que quiero hacer desde los quince años y que mi madre nunca comprendió, ni autorizó. 
Lo hago por mi y por mi futuro, porque no lo veo. Si me preguntas adónde me veo en cinco o diez años te voy a decir que no sé. Todos mis sueños mueren a diario y hoy me siento un parásito viviendo a costa de mis padres, cuando de chica tenía planeado una vida fantástica para mi yo de 23 años.  



Espero que ustedes estén increíblemente bien, las quiero mucho.
Nos leemos.