domingo, 24 de noviembre de 2019

Incoherencias del ayer

Su piel, suave lienzo manchado por novatos.
Su pelo, largo como el de la diosa que lo visita en sus sueños.
Su perfume, dulce como las flores que nunca le regaló.
Su mirada, oscura como sus intenciones.

Noches ahogada entre lágrimas y "te quieros" que nunca dijo.
Pensando en los tuyos y si la ves cuando cerras los ojos.
Rogando cruzarte una vez más y que le claves un puñal.

Apuñalada por tu mirada.
Fría, cruel, como la describen desde que comenzó a regalar amor.
Distante y patética como ese orgullo.
Dulce como tu voz y cuando le cantabas.
Tierna como tus besos y los que le debes.

Vacía como tu corazón y como el mío.



















Nos leemos.

martes, 12 de noviembre de 2019

Amor verdadero e incondicional

Desde que tengo uso de razón me gustan los animales. Cuando tenía 3 años mi papá me regaló mi primer perro y desde ese día conocí el amor más puro e incondicional que existe.

Hace unos 9 años atrás estaba llorando en mi habitación porque había adoptado a una perrita enferma con la intención de que se recuperara pero termino muriendo. Cuando volví del colegio y me percaté de que no estaba me largué a llorar y no paré en todo el día.
Mi papá odiaba verme llorar así que a la tarde me trajo una caja y la dejó sobre mi cama, a mi lado adonde yo seguía llorando. Cuando la abrí me di con el mejor regalo de todos, mi perro que me acompañó hasta hace una semana atrás. Me lamió el rostro y mojó aún más mis lágrimas y lo amé desde ese segundo. Lo amé y le prometí cuidarlo siempre. Aunque ese "siempre" tenía fecha de caducidad y nunca imaginé que ese bebito que tenía enfrente iba a terminar enfrentando a la mierda más grande de todas, el cáncer. 
Hoy lo extraño y quiero tenerlo a mi lado, pero estoy agradecida por los momentos que me regaló, por sus sonrisas y porque en realidad fue él quien me cuidó a mí. 

Fuera de eso no tengo mucho que contar, tan solo que dejé una materia porque me deprimí por lo de mi perro y la gente no lo entiende. Duele ver a un ángel sufrir, saber que se está yendo y que ya no hay mucho que se pueda hacer. 
Igual no me importa mucho, odio mi carrera y mi vida de todas formas. 
Ahora quién me preocupa es mi otro perro. Cuando llegó a casa estaba mi otro perro que falleció hace dos años y el que falleció la semana pasada. Y ahora quedó solo y tengo miedo de que se deprima, ¿algún consejo?

Nos leemos.