sábado, 25 de junio de 2022

Rota y entera a la vez

Lo único que me gusta de mí misma es mi entereza. 
Por momentos parezco una niña pequeña que canta sin tener ni una sola preocupación entre sus pensamientos. Fuerte y potente, con pasión. Melodías melancólicas, otras felices, otras empoderantes.
Y mi sonrisa. Cansada, falsa y deslumbrante. Ya no tan rota, pero que apenas se asoma frente a otros.
Sonrío y canto para mí, cuando estoy sola. A veces en compañía, ya no borracha pero sí cómoda. 

Mi vida se convirtió en un relato que se repite. Una rutina que no me gusta y me cansa.
Pero sé que estoy ayudando a otros. Me gusta sentirme útil, saber que mi presencia hace bien y que puedo aliviar a otros. 
A veces me canso y quiero gritar, correr e irme lejos. 
Algunos días me pregunto demasiadas veces si esto es todo.
Si acaso esto es mi vida y si así lo será siempre.

Crecí creyendo que podría hacer muchas cosas, pero a veces me cuesta hasta terminar el día.
A veces me cuesta mirarme en el espejo y mentirme que estoy bien, que todo va a estar bien.
Lo único que me sale bien es dejarme para después. 
Un después que se alarga hasta el infinito.

Lo único que me gusta de mi misma es mi perseverancia, o que quizás solo soy demasiado terca.
Nos leemos.