Hoy me compré un vestido y pensé en vos.
Pensé en las noches cálidas de verano,
y en los bares abiertos hasta pasada la medianoche.
Pensé en los paseos en tu auto,
tu mano sobre mi muslo y la otra al volante,
con tu mirada sobre la mía y tu cabeza en cualquier parte.
Pensé en nuestros sueños rotos,
en todas las palabras que el viento se llevó,
en tus mentiras, y en tus engaños, que todo lo derrumbó.
Pensé en que el tiempo nada lo curó,
porque seguís apareciendo en mi mente aún cuando nadie te llamó.
Otro, a quién aún no quiero como te quise a vos.
Nos leemos.
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