Hola, volví del infierno.
Después de escribir la última entrada, le siguieron tres días en los que no me moví de mi habitación. Sólo lloraba, dormía y cuando me despertaba me largaba a llorar nuevamente. Casi no tomé agua, no comí y apenas me levanté para ir al baño un par de veces. No prendí las luces de mi habitación, ni me bañé. O sea así por tres días.
Esto no me pasa desde hace años, literalmente. El último bajón depresivo que tuve este año fue en abril pero había visitas en casa, entonces trataba de levantarme a comer, etc.
Y recuerdo que a los 16 me pasó cuando murió mi abuelo y estaba en plena etapa de anorexica profesional que tuve los peores bajones de mi vida. Bueno, mis pensamientos hace una semana se asemejaron a los de esa época.
Me asusté muchísimo. Pensé que ya había superado toda esa etapa oscura, negra. Que ahora estaba en un lugar en el que me podía sentir a salvo de mi misma, pero veo que no.
Fue muy fuerte lo que me pasó y no quiero volver ahí.
Lo peor es que esos sentimientos de autodestrucción se sintieron como mi hogar y la cama no me dejaba ir. Logré salir de ese estado porque tenía que volver a clases y no podía permitirme faltar. Pero tengo miedo otra vez.
Y mis padres actuaban como si no pasara nada. ¿Es normal que una adulta de 24 años se encierre en su habitación por tres días seguidos, en la oscuridad, llorando y diciendo que no quiere ver a nadie? Para mis padres si. No emitieron palabras al respecto. Y tampoco yo, porque veo que no lo entienden o no les importa demasiado. O ya se dieron por vencidos conmigo.
Yo no me quiero dar por vencida aún, pero los demonios casi me llevan hace una semana.
Esta semana fue como la primera después del huracán y no me puedo quejar porque me salieron las cosas como yo quería. Los caminos se me abrieron como las puertas de algún palacio, era como que me daban la bienvenida otra vez y las personas fueron muy amables conmigo. Y de alguna forma entendí que si merezco seguir.
Pero la voz volvió y esa mirada en el espejo que no deja de juzgar. No sé cuanto más tendré que caminar hasta caer de nuevo. No tengo fuerzas, pero tengo un poco de esperanza puesta en mí.
Nos leemos.
me apena que hayas estado tan sumida en las sombras (de ti misma?).
ResponderBorrara veces el pasado se acerca así de amenazante. pero solo es un reflejo de lo que fue, una proyección, una pesadilla. y todo pierde el sentido al despertar.
aléjate de la propia voz que te habla y es cruel contigo; aléjate de la voz de la culpa, el reproche, el trauma.
me alegra saber que no tienes normalizado el sufrimiento y que quieres salir de ahí.
eso es autocuidado, valentía y amor propio, aunque todo esté nublado por esa capa densa de la depresión que pesa sobre ti.
parece que ves luces entre la niebla y eso es bueno también. ya no solo la esperanza, sino apreciar lo que te pasa en la vida y te devuelve la fe o las fuerzas.
estoy segura de que se disipará esa bruma fría. ya se cierra tu invierno y pronto vendrán tiempos más benévolos. ojalá traigan también algo de calma.
te quiero. no te olvides de todo esas herramientas que has aprendido y lo mucho que has crecido.
te veo más entera y con las cosas más claras. no te pierdas ahora por fi.
amárrate a todo lo bueno.
te quiero amiga
Hola,para empezar me alegra que salieras de ahí, lamento que te volviera a ocurrir pero coincido con el comentario anterior que es como una sombra del pasado, una sombra que asusta(pero ese mismo miedo te hace pensar que hay otra parte, aunque sea la del instinto de supervivencia que quiere seguir sino solo te habrías dejado ser).
ResponderBorrarme sorprende lo de tu familia, no creo que no les importes, tal vez no sabían que hacer y pensaron que lo mejor era no invadirte
En esos estados es dificil salir porque suelen ser muy intensos pero si ya estás mejor, puedes usar ese miedo para pensar qué podrías hacer si vuelve a pasar, como cosas prácticas(como llamar a algún amigo o algo) que el sólo hecho de hacerlo te dará algo de tranquilidad tal vez
eso, me alegro estés mejor
fuerza